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Archivos Mensuales: septiembre 2012

Palabras sobre palabras

«El poeta busca en la palabra no un modo de expresarse, sino un modo de participar en la realidad misma.» ALDO PELLEGRINI

La palabra es la herramienta por la cual el recién nacido, un cachorro prematuro en un mundo de deseos ajenos, podrá humanizarse, es decir, construir su propio deseo.
El ser humano encuentra en el lenguaje el equivalente al acto y lo que no puede ser pronunciado, carece de existencia para él, porque no puede ser pensado. Es después de la palabra que hay mundo para el sujeto y el mundo particular de cada uno tiene la dimensión de su propio psiquismo.
La palabra expulsada de la consciencia, y así silenciada, reprimida, no sólo impide la mirada sobre parte de la existencia, sino que puede ser productora de enfermedad, retornando sintomáticamente en modos de decir sin palabras.
La censura ejercida sobre ella y sus posibles combinaciones, constituye siempre un modelo con graves consecuencias, dando lugar a la producción de síntomas. Por eso es necesario aproximarse a la liberación de una palabra, de una frase, para poder permitirse la posibilidad de combinar cualquier palabra con cualquier otra palabra, en tanto que, mientras haya combinaciones que generen asco, vergüenza, celos, envidia, y por eso permanezcan reprimidas, sin pasar por el discurso, habrá sentidos inaccesibles y realidades inaceptables.
Hay un claro ejemplo para ilustrarlo: “Si el sujeto sólo puede relacionar querida con mamá, será muy difícil que llegue a querer a alguien no transformándolo en su propia madre.”
Cada vez que es pronunciada una palabra nueva, cada vez que son reunidas palabras que antes nunca lo habían hecho, el sujeto es atrapado por un nuevo sentido, aunque nada sepa de ello.
Y la poesía ha encontrado la fórmula. Por eso la poesía es el más elevado peldaño en el que el lenguaje encuentra su manifestación. Y no es sólo por la belleza que la metaforización permite, sino porque consigue en su particular modo de expresión la conjunción de palabras que antes no habían logrado encontrarse y la explosión que esa unión desata — en su creación y en su lectura — transforma, ineludiblemente, algo en la manera de pensar del sujeto, más allá de su opinión o de su reconocimiento.
Como es el mundo de las palabras el que crea el mundo de las cosas, una nueva posibilidad de relación entre palabras, puede abrir mundos remotos, realmente nuevos para el sujeto.
Es la forma, también, en la que actúa la interpretación psicoanalítica. De manera poética, en un contexto de creación. Y en esas relaciones discursivas, desconocidas para el sujeto, se halla la posibilidad de abrirse a nuevas combinaciones, a nuevas formas para la vida.
En esa relación de permanente inauguración que encuentran el psicoanálisis y la poesía con la palabra para producir otras realidades, se apoya la publicación, casi exclusiva, en este blog, de textos, poemas y artículos de psicoanálisis y poesía.

NORMA CIRULLI

 
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Publicado por en 5 de septiembre de 2012 en Textos

 

Despedida

Apenas se abría la luz en su ventana. Venía acompañada por el frío y ella sintió que despertarse, otra vez, traería confusión. Se negaba a abrir los ojos, sentada al borde de la cama.
Era feroz el arañazo en su espalda. Una garra latía en la herida de ese abrazo conservado donde está el vacío.
– La muerte no se lleva todo de una vez. Va entrando despacio, con sigilo, y arrasa donde menos importa, al principio. Comienza por llevarse el cuerpo. Pero el alma, la voz, el tacto los va quitando poco a poco, los arranca de los seres amantes, muy a pesar de ellos, lentamente.
Y el vivo se queda como un lobo aullante sin luna plena, como un desorientado pájaro sin luz.
Se sentó trabajosamente al borde de la cama, con el abrazo aún palpitando en su espalda.
Él había mentido otra vez: no se había ido.
¿Qué manos, sino, caminaban la escalera de sus vértebras?
Había estado allí toda la noche, consolándola en la soledad. Si todavía sus palabras sonaban como suaves cantos pulidos por los años y la calmaban al rozar su piel. No había dudas.
La despertó la vida. Ya estaba a pie de mundo, con los ojos abiertos y, en el lejano sur de su cintura, aquel brazo, el que tanto había amado, permanecía vivo y rodaba sosteniendo los versos.

Ella decía:
Pon a mi nombre tus ojos,
tu mirada enamorada
y tu risa de mar
en las márgenes
de un verano cualquiera.

Y él, ya lejos, gritaba:
Fue un tiempo intenso.
Yo iba al norte,
vos, al sur.
Cuando nos encontramos
estallaron los relojes.

NORMA CIRULLI
3 de setiembre de 2012

 
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Publicado por en 3 de septiembre de 2012 en Poesía

 
 
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