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Archivo de la categoría: Poesía

Las Causas

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue el primero.
La frescura del agua en la garganta
de Adán. El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
César en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La conquista de reinos por la espada.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del tahúr. El oro ávido.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.

JORGE LUIS BORGES

BORGES

 
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Publicado por en 11 de enero de 2013 en Poesía

 

Despedida

Apenas se abría la luz en su ventana. Venía acompañada por el frío y ella sintió que despertarse, otra vez, traería confusión. Se negaba a abrir los ojos, sentada al borde de la cama.
Era feroz el arañazo en su espalda. Una garra latía en la herida de ese abrazo conservado donde está el vacío.
– La muerte no se lleva todo de una vez. Va entrando despacio, con sigilo, y arrasa donde menos importa, al principio. Comienza por llevarse el cuerpo. Pero el alma, la voz, el tacto los va quitando poco a poco, los arranca de los seres amantes, muy a pesar de ellos, lentamente.
Y el vivo se queda como un lobo aullante sin luna plena, como un desorientado pájaro sin luz.
Se sentó trabajosamente al borde de la cama, con el abrazo aún palpitando en su espalda.
Él había mentido otra vez: no se había ido.
¿Qué manos, sino, caminaban la escalera de sus vértebras?
Había estado allí toda la noche, consolándola en la soledad. Si todavía sus palabras sonaban como suaves cantos pulidos por los años y la calmaban al rozar su piel. No había dudas.
La despertó la vida. Ya estaba a pie de mundo, con los ojos abiertos y, en el lejano sur de su cintura, aquel brazo, el que tanto había amado, permanecía vivo y rodaba sosteniendo los versos.

Ella decía:
Pon a mi nombre tus ojos,
tu mirada enamorada
y tu risa de mar
en las márgenes
de un verano cualquiera.

Y él, ya lejos, gritaba:
Fue un tiempo intenso.
Yo iba al norte,
vos, al sur.
Cuando nos encontramos
estallaron los relojes.

NORMA CIRULLI
3 de setiembre de 2012

 
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Publicado por en 3 de septiembre de 2012 en Poesía

 

NO VIVE YA NADIE…

—No vive ya nadie en la casa —me dices—; todos se han ido. La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues que todos han partido.

Y yo te digo: Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está solo. Unicamente está solo, de soledad humana, el lugar por donde ningún hombre ha pasado. Las casas nuevas están más muertas que las viejas, por que sus muros son de piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una casa vive únicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Sólo que la casa se nutre de la vida del hombre, mientras que la tumba se nutre de la muerte del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras que la segunda está tendida.

Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos. Y no es tampoco que ellos queden en la casa, sino que continúan por la casa. Las funciones y los actos se van de la casa entren o en avión o a caballo, a pie o arrastrándose. Lo que continúa en la casa es el órgano, el agente en gerundio y en círculo. Los pasos se han ido, los besos, los perdones, los crímenes. Lo que continúa en la casa es el pie, los labios, los ojos, el corazón. Las negaciones y las afirmaciones, el bien y el mal, se han dispersado. Lo que continúa en la casa es el sujeto del acto.

CÉSAR VALLEJOS

 
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Publicado por en 26 de agosto de 2012 en Poesía

 

CUERPO PRESENTE

La piedra es una frente donde los sueños gimen
sin tener agua curva ni cipreses helados.
La piedra es una espalda para llevar al tiempo
con árboles de lágrimas y cintas y planetas.

Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas,
levantando sus tiernos brazos acribillados,
para no ser cazadas por la piedra tendida
que desata sus miembros sin empapar la sangre.

Porque la piedra coge simientes y nublados,
esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.

Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura:
la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.

Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca.
El aire como loco deja su pecho hundido,
y el Amor, empapado con lágrimas de nieve,
se calienta en la cumbre de las ganaderías.

¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.
Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemos llénarse de agujeros sin fondo.

¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice!
Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón,
ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:
aquí no quiero más que los ojos redondos
para ver ese cuerpo sin posible descanso.

Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura.
Los que doman caballos y dominan los ríos:
los hombres que les suena el esqueleto y cantan
con una boca llena de sol y pedernales.

Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.
Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
Yo quiero que me enseñen dónde está la salida
para este capitán atado por la muerte.

Yo quiero que me enseñen un llanto como un río
que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
sin escuchar el doble resuello de los toros.

Que se pierda en la plaza redonda de la luna
que finge cuando niña doliente res inmóvil;
que se pierda en la noche sin canto de los peces
y en la maleza blanca del humo congelado.

No quiero que le tapen la cara con pañuelos
para que se acostumbre con la muerte que lleva.
Vete, Ignacio: No sientas el caliente bramido.
Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!

FEDERICO GARCIA LORCA

 
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Publicado por en 19 de agosto de 2012 en Poesía

 

Me desordeno, amor, me desordeno

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mala promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

CARILDA OLIVER LABRA

 
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Publicado por en 17 de enero de 2012 en Poesía

 

La Tarde

Las tardes que serán y las que han sido
son una sola, inconcebiblemente.
Son un claro cristal, solo y doliente,
inaccesible al tiempo y a su olvido.
Son los espejos de esa tarde eterna
que en un cielo secreto se atesora.
En aquel cielo están el pez, la aurora,
la balanza, la espada y la cisterna.
Uno y cada arquetipo. Así Plotino
nos enseña en sus libros, que son nueve;
bien puede ser que nuestra vida breve
sea un reflejo fugaz de lo divino.
La tarde elemental ronda la casa.
La de ayer, la de hoy, la que no pasa.

JORGE LUIS BORGES

 
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Publicado por en 8 de enero de 2012 en Poesía

 

Te deseo

Te deseo primero que ames,

y que amando, también seas amado.

Y que, de no ser asi, seas breve en olvidar

y que después de olvidar, no guardes rencores.

Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,

sepas ser sin desesperar.

.

Te deseo también que tengas amigos,

y que, incluso malos e inconsecuentes

sean valientes y fieles, y que por lo menos

haya uno en quien confiar sin dudar.

.

Y porque la vida es así,

te deseo también que tengas enemigos.

Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,

para que, algunas veces, te cuestiones

tus propias certezas. Y que entre ellos,

haya por lo menos uno que sea justo,

para que no te sientas demasiado seguro.

.

Te deseo además que seas útil,

más no insustituible.

Y que en los momentos malos,

cuando no quede más nada,

esa utilidad sea suficiente

para mantenerte en pie.

.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,

no con los que se equivocan poco,

porque eso es fácil, sino con los que

se equivocan mucho e irremediablemente

y que haciendo buen uso de esa tolerancia,

sirvas de ejemplo a otros.

.

Te deseo que siendo joven

no madures demasiado de prisa,

y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,

y que siendo viejo no te dediques al desespero.

Porque cada edad tiene su placer y su dolor

y es necesario dejar

que fluyan entre nosostros.

.

Te deseo de paso que seas triste.

No todo el año sino apenas un dia.

Pero que en ese dia descubras

que la risa diaria es buena,

que la risa habitual es sosa y

la risa constante es malsana.

.

Te deseo que descubras,

con urgencia máxima,

por encima y a pesar de todo,

que existen, y que te rodean,

seres oprimidos,

tratados con injusticia y personas infelices.

.

Te deseo que acaricies un perro

alimentes a un pájaro

y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,

porque de esa manera,

sentirás bien por nada.

.

Deseo también que plantes una semilla,

por mas minúscula que sea,

y la acompañes en su crecimiento,

para que descubras de cuántas vidas

está hecho un árbol.

.

Te deseo además, que tengas dinero,

porque es necesario ser práctico,

y que por lo menos una vez por año

pongas algo de ese dinero frente a ti y digas

«Esto es mío»

sólo para que quede claro

quien es el dueño de quien.

.

Te deseo también

que ninguno de tus afectos muera,

pero que si muere alguno,

puedas llorar sin lamentarte y sufrir

sin sentirte culpable

.

Te deseo por fín que

siendo hombre, tengas una buena mujer

y que siendo mujer, tengas un buen hombre,

mañana y al día siguiente,

y que cuando estén exhaustos y sonrientes,

hablen sobre amor para recomenzar.

.

Si todas estas cosas llegaran a pasar

no tengo más nada que desearte.


VICTOR HUGO

 
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Publicado por en 7 de enero de 2012 en Poesía

 

De ayer para hoy

Después de este desorden impuesto, de esta prisa,
de esta urgente gramática necesaria en que vivo,
vuelva a mí toda virgen la palabra precisa,
virgen el verbo exacto con el justo adjetivo.

Que cuando califique de verde al monte, al prado,
repitiéndole al cielo su azul como a la mar,
mi corazón se sienta recién inaugurado
y mi lengua el inédito asombro de crear.

RAFAEL ALBERTI

 
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Publicado por en 3 de enero de 2012 en Poesía

 

Fragmento para poner a caminar este blog

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
se hace camino al andar…

Fragmento de ANTONIO MACHADO

 
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Publicado por en 1 de enero de 2012 en Poesía

 
 
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