«Tanto los profanos como aquellos médicos que todavía confunden el psicoanálisis con un tratamiento de sugestión suelen atribuir gran importancia a las esperanzas que el paciente funde en el nuevo tratamiento. Juzgan que tal o cual enfermo no habrá de dar mucho trabajo, por entrañar una gran confianza en el psicoanálisis y estar convencido de su verdad y su eficacia. En cambio, tal otro suscitará graves dificultades, pues se trata de un escéptico que niega todo crédito a nuestros métodos y sólo se convencerá cuando experimente en sí propio su eficacia. Pero, en realidad, la actitud del paciente significa muy poco; su confianza o desconfianza provisional no supone apenas nada, comparada con las resistencias internas que mantienen las neurosis. La confianza del paciente hace muy agradable nuestro primer contacto con él, y le damos, por ella, las más rendidas gracias. pero al mismo tiempo le advertimos también que tan favorable disposición se estrellará seguramente contra las primeras dificultades emergentes en el tratamiento. Al escéptico le decimos que el análisis no precisa de la confianza del analizado y que, por tanto, puede mostrarse todo lo desconfiado que le plazca, sin que por nuestra parte hayamos de atribuir su actitud a un defecto de su capacidad de juicio, pues nos consta que no está en situación de poderse formar un juicio seguro sobre estas cuestiones: su desconfianza no es sólo un síntoma como los demás suyos y no habrá de perturbar, de modo algunos, la marcha del tratamiento, siempre que, por su parte, se preste él a observar concienzudamente las normas del análisis.
Para las personas conocedoras de la esencia de la neurosis no constituirá sorpresa ninguna saber que también los individuos plenamente capacitados para someter a otros al análisis se conducen como cualquier mortal y pueden producir resistencias intensísimas en cuanto pasan a ser, a su vez, objeto de análisis. Estos casos nos procuran de nuevo una sensación de la tercera dimensión psíquica, y no encontramos nada sorprendente hallar arraigada la neurosis en estratos psíquicos a los que no ha descendido la ilustración psicoanalítica. »
La iniciación del tratamiento. SIGMUND FREUD. 1935